Le bastaron cinco meses para hacerse con el cariño y el respeto de los asidonenses y le faltó la vida, esa que le robaron, para llevar a cabo un proyecto de gobierno que buscaba mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos, en especial de los más desamparados.
Natural de Sevilla, Medina Sidonia se cruzó en el camino de Ángel Ruiz Enciso a finales de 1934, cuando, tras aprobar las oposiciones, fue destinado a la localidad en su condición de maestro.
De gran compromiso social desde temprana edad, no tardó en implicarse en la vida social y política de un municipio azotado por el paro, afiliándose a Izquierda Republicana, cuya presidencia local ejerció entre finales del 35 e inicios del 36.
Tras las elecciones de febrero del 36, asumió la Alcaldía, liderando un sinfín de proyectos destinados a mejorar la ciudad. Ilusiones que, junto a sus aspiraciones andalucistas, se vieron truncadas tras el golpe del 18 de julio de 1936.
Un día más tarde, sin actos violentos de resistencia, fue tomada la Alcaldía, de la que se hizo cargo el Teniente de la Guardia Civil, Manuel Martínez Pedré.
Su muerte/asesinato y los de sus compañeros de gobierno (Manuel Delgado Marchante, alias Molletero; Miguel Dávila Mendoza; Francisco Bello Guerrero; José González Pérez, alias Ganga, y Manuel Montero Romero, alias El Quinto) quedaron registrados en una libreta que se conserva en el Archivo de la Iglesia Santa María La Mayor de Medina Sidonia.
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