BARBATE
Eran momentos convulsos los vividos antes del golpe de estado de 1936. En Barbate, ya en 1935 se habían producido ciertos disputas entre huelguistas, las fuerzas del orden público y los concejales de la por entonces pedanía de Vejer, los cuales llegaron a interponer una denuncia a los carabineros, abriéndose una investigación sobre los guardias de asalto.
Francisco Tato Anglada
ALCALDE DE ALCALÁ DE LOS GAZULES
A las cinco de la tarde de un 21 de agosto de 1936, en las cercanías del cementerio de Barbate, junto a la Fuente del Viejo, los falangistas pusieron punto y final a la vida de quien fue el último alcalde pedáneo republicano de Barbate, Francisco Tato Anglada.
Tras el golpe, Francisco Tato Anglada intentó escapar con su familia en una barca a Tánger, pero el patrón, que dudó en el último momento, regresó a Barbate. No puso resistencia a esta decisión y, como dice la historia, su credulidad con las personas fue su sentencia de muerte.
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PROTAGONISTA
Tal y como ocurriera en la mayoría de pueblos de España y también de la Janda, en Zahara de los Atunes, los maestros fueron objeto de persecución y represalias. En el caso de la entonces pedanía de Vejer de la Frontera, se llevaron a cabo varias detenciones, algunas de las cuales acabaron con la ejecución de los apresados.
Tal fue el caso del maestro Manuel Abel Romero, al que se le aplicó el Bando de Guerra. Pese a ser asesinado en los primeros días del Golpe de Estado, en 1940 una comisión depuradora lo separó del cuerpo de magisterio, lo que demuestra la crueldad represiva aplicada.