El 23 de marzo de 2007 se inauguró en Paterna de Rivera un monolito en el que se homenajea a las víctimas de la represión que el fascismo ejerció sobre la población paternera.

En dicho monolito, que alberga una placa donde se recogen los nombres de las víctimas, muestra el siguiente texto: “En recuerdo de los paterneros y paterneras víctimas de la sublevación  militar de 1936 por defender sus ideas, la democracia y la libertad”.

 

El 28 de febrero de 2009 Paterna de Rivera homenajeó con un busto, ubicado en la avenida que lleva su nombre, a Blas Infante 73 años después de su asesinato. Blas Infante, notario, escritor y político, fue una víctima más de la represión fascista, apresado en su casa de Coria del Río el 2 de agosto de 1936 para ser vilmente asesinado en el km 4 dela carretera Sevilla-Carmona el 10 de agosto, ocho días después, en la tapia del Cortijo Gota de Leche.

 

Calle Padre Barguetón, en ell centro urbano de Paterna de Rivera, donde, “la noche de los tiros”, el 23 de julio de 1936, asesinaron en plena calle y tras ser sacado a rastras de su casa, a Antonio Traverso Fernández, concejal republicano y alcalde durante un corto espacio de tiempo. Una de sus acciones que más malestar había causado a la iglesia y los falangistas había sido la secularización del cementerio.

 

Fue uno de los caminos elegidos por las gentes de izquierda que tuvieron que huir del pueblo ante la ocupación del mismo por parte de los seguidores del alzamiento militar y la posterior sustitución de la alcaldía y el anterior  gobierno republicano de Paterna. Igualmente también fue camino de vuelta de gente, vecinos de Paterna, que posteriormente serían represaliados.

 

Fue este el lugar en el que se produjeron algunos asesinatos resultantes de la acción represiva días después del alzamiento militar del 18 de julio de 1936. Fue este el lugar en el que asesinaron a Juan Dávila, hijo del último alcalde republicano de Paterna Ramón Dávila Díaz. Aunque hay autores que sitúan su asesinato junto al cementerio, vecinos de la época sitúan su asesinato en la misma puerta de la Iglesia.

 

Sobre el basamento de la que fue la fosa común de Paterna de Rivera se erige una magnífica e imponente escultura de Jesús Cuesta Arana, dos manos de bronce esculpidas con gran sensibilidad, una masculina con el puño cerrado y una femenina sujetando un libro.  El autor quiso hacer una alegoría sobre “el vigor, la fuerza y la libertad”. Sobre sobre el monolito que alberga la escultura una placa recoge la siguiente frase de José Saramago: “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizás no merezcamos existir”.